Asma Infantil
Definición
El asma bronquial es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas,
que se caracteriza por una obstrucción bronquial variable y reversible ya sea
espontáneamente o con tratamiento, que cursa con un aumento de la respuesta de la vía
aérea frente a gran variedad de estímulos: alérgenos, fármacos, ejercicio, aire frío, risa
o llanto, humo...etc.
Se trata pues de un trastorno episódico en el cual los ataques se intercalan con
períodos asintomáticos, dependiendo de la gravedad de la enfermedad, estos episodios
podrán más o menos frecuentes.
Las características de la enfermedad son:
· Inflamación de las vías aéreas (bronquios). Es la respuesta producida por el
aumento de la reactividad bronquial y provoca obstrucción al flujo de aire en el
interior de los bronquios. En muchas ocasiones su origen es alérgico, la mayor
parte de las veces en el asma infantil. Produce un incremento de las secreciones
y la contracción de la musculatura bronquial.
· Aumento de la excitabilidad bronquial o hiperreactividad bronquial: Tras la
exposición a diversos estímulos (humos, gases, olores, aire frío, ejercicio, risa,
tos, etc.), los bronquios de los asmáticos se contraen de una forma exagerada
produciendo el estrechamiento de la vía aérea y por tanto la dificultad
respiratoria.
· Obstrucción de los bronquios: Que puede ser variable y es reversible. En el
momento de las crisis, el aire circula con dificultad, produciendo los clásicos
pitidos o silbidos, sobre todo al echar el aire, y la sensación de falta de aire,
fatiga o de sensación de ahogo, con respiración entrecortada. Cuando la crisis se
ha resuelto, el aire puede moverse normalmente por los bronquios,
desapareciendo los síntomas, aunque pueda persistir la inflamación.
Esta enfermedad es la más común en la población infantil, en cuanto al aparato
respiratorio se refiere, y dentro de ésta es más predominante en varones aunque en la
pubertad esta diferencia se iguala.
Para desarrollar asma bronquial en la infancia, se describen los siguientes factores de
riesgo:
· Historia familiar de alergia (fundamentalmente la madre)
· Padecer dermatitis atópica y/o rinitis alérgica.
· Alergia a proteína de huevo (hoy día se considera el principal marcador de
predicción de alergia, asma alérgico).
· Exposición permanente a alergenos en el interior de los domicilios, tales como
epitelios de mascotas o ácaros del polvo.
· Abandono precoz de la lactancia materna.
· Infecciones virales repetidas durante la primera infancia.
· Exposición pasiva al humo del tabaco, principalmente cuando la madre es la
fumadora.
Mientras que algunos niños asmáticos mejoran sus síntomas con la edad, otros
empeoran y puede incluso que los síntomas desaparezcan con el comienzo de la
adolescencia, para aparecer más tarde en la vida adulta.
DIAGNÓSTICO
En el asma infantil consideramos de suma importancia, un diagnóstico precoz y
un tratamiento enfocado al control de la enfermedad, con el cual los niños puedan hacer
una vida normal. El objetivo final es tener un asma controlada que permita al niño que
la padece llevar una vida normal en todos los órdenes, incluyendo actividad deportiva,
juegos, asistencia al colegio etc.
Diagnóstico en el asma infantil:
Para realizar el correcto diagnóstico de un niño con asma, debe ser examinado por un
especialista, que reconozca los síntomas y factores que rodean al mismo.
· El historial familiar de problemas respiratorios y asma, así como el propio
historial del pequeño. (Historia clínica completa)
· Irritantes y sustancias alérgicas a las que está expuesto el niño. (Realización de
Pruebas alérgicas)
· Medidas objetivas de respiración como una espirometría.
El asma en la infancia puede interferir en las actividades rutinarias del niño, por lo
que existen otras muchas consideraciones que los padres deben tener en cuenta,
síntomas que pueden darnos la primera pista o la indicación de que su hijo tiene asma.
Si observamos que el pequeño tiene menos energía que sus compañeros o que
intenta evitar ciertas actividades porque le producen toses debemos acudir a un
especialista que realice un diagnóstico diferencial. Es importante a la hora de
determinar el trastorno la ayuda de los padres en la identificación de síntomas ya que el
niño puede estar acostumbrado a vivir con ellos y no percibir anormalidad en los
mismos.
Hay que evitar la exposición del pequeño a factores desencadenantes del
trastorno como el humo del tabaco, el polvo o animales y mascotas domésticas.
TRATAMIENTO:
Tratamiento para las crisis:
Administración de tratamiento: para aquellas crisis leves o moderadas que no
requieran inicialmente atención médica, y también para las crisis graves hasta que se
recibe asistencia, es preciso administrar tratamiento de acuerdo con las indicaciones
dadas en consulta por el especialista. En general, en estas situaciones se deben emplear
broncodilatadores de acción rápida o de rescate como salbutamol, terbutalina o
formoterol ,que el asmático debe llevar siempre consigo.
Las pautas habitualmente recomendadas son: En el momento que comienza la
crisis, hay que realizar 1 o 2 inhalaciones del broncodilatador de rescate prescrito por el
especialista. Habitualmente, sobre todo en los episodios leves, el niño mejora
rápidamente. Si a los pocos minutos no existe mejoría, se pueden repetir las
inhalaciones cada 20 minutos durante un máximo de 1 hora.
Si transcurrida una hora desde el comienzo de la administración de la
medicación, el episodio continúa, se precisa asistencia médica para que valore la
situación. Con posterioridad es recomendable que consulte con su especialista para que
ajuste el tratamiento de base y evalúe los posibles desencadenantes de la crisis.
Si transcurrida una hora la respuesta es buena, se mantendrá el broncodilatador 2
inhalaciones cada 4 horas durante uno o dos días, manteniendo o incrementando el
tratamiento de base según la prescripción de su especialista. Si reaparecieran los
síntomas, es necesario consultar con éste para que valore la evolución clínica del niño.
Cuando la crisis se prolonga, o es severa se añaden a los broncodilatadores
nebulizados ciclos cortos de 3-6 días de corticoides orales, generalmente metilprednisolona
a dosis de 1 mg/kg y día, los cuales no son necesarios reducirlos de forma
paulatina salvo que el tratamiento exceda de los 6 o 7 días.
También se viene aconsejando, aunque es una práctica mas controvertida, el uso
de corticoides inhalados a dosis altas durante la crisis, de todas formas esta última
práctica no debe excluir el uso de la corticoterapia por vía oral en los casos moderados o
severos.
Tratamiento de fondo:
Es el que administramos de forma preventiva para el control de las crisis y estará
siempre en función del grado de control del asma, siendo pues escaso o nulo en aquellos
asmas leves (episódicos ocasionales) y aumentando en aquellos casos de asma
persistente.
Son varios los medicamentos generalmente utilizados:
· Montelukast (Singulair)
· Corticoides inhalados (Budesonida, Fluticasona, Beclometasona..)
· Asociación de corticoides inhalados y broncodilatadores de larga acción).
· Anti-IgE (Palivizumab)
La elección adecuada estará en función de la clasificación del asma y del grado de
control. Siga pues siempre los consejos de su especialista
INMUNOTERAPIA:
La administración de vacunas para el control del asma alérgico, así como de la
Rinoconjuntivitis alérgica es el único tratamiento ETIOLÓGICO del que disponemos,
esto es: así como los demás medicamentos tratan los síntomas, la inmunoterapia va a la
raíz del problema: el control de la alergia responsable, intentando la desensibilización y
con ello la curación de los síntomas.
(Léase apartado de INMUNOTERAPIA)
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